La Fundación Milenio identificó al productor campesino como “el eslabón más débil” de la cadena de la quinua y al cultivo intensivo de la misma que podría ocasionar la erosión de las tierras fértiles del occidente del país, además de dejar en el olvido “la sabiduría tradicional campesina” que tenía la costumbre de dejar en barbecho durante ocho años las parcelas donde se había cosechado quinua.
“El eslabón más débil de la cadena de la quinua es el productor primario, quien a pesar de haber introducido algo de maquinaria tiene baja producción debido a su dificultad para combatir las plagas que afectan la floración de las plantas y para evitar la pérdida de calidad de los suelos”, afirma Milenio en un estudio dado a conocer en la fecha.
El estudio señala que la única posibilidad de hacer sostenible a largo plazo el negocio de la quinua es incrementar los rendimientos por hectárea que, paradójicamente, vienen cayendo de manera sistemática debido principalmente al deterioro de los suelos.
En ese contexto, revela que “los rendimientos actuales son 42% más bajos que los de Perú y 7% que los de Ecuador, pues (los nacionales) son sólo de media tonelada por hectárea”.
Para la Fundación, “el entusiasmo gubernamental respecto al crecimiento de los cultivos es, sin embargo, poco prudente”.
“Las tierras del Altiplano Sur y aún las del Altiplano Centro donde se está expandiendo la quinua son sumamente frágiles. Por ello, la sabiduría tradicional campesina tenía la costumbre de dejar en barbecho durante ocho años las parcelas donde se había cosechado quinua, de modo de lograr su recuperación”, rememora el estudio.
Agrega que esa es una de las razones por las cuales el área denominada quinuera siempre fue superior a las 100 mil hectáreas, “pero solamente se trabajaba una parte de ella cada año”.
No obstante, llama la atención que “el auge de precios ha echado al olvido esa práctica y se está tendiendo a sembrar todos los años en las mismas tierras, generando con ello un acelerado proceso erosivo que empieza a desertificar algunas áreas del altiplano, generando dunas de arena inservibles para la agricultura”.
Agrega que simultáneamente, “se viene invadiendo las praderas de pastoreo natural de llamas, alpacas y vicuñas, animales cuyo guano es un insumo fundamental para la fertilización ecológica de las tierras donde se cultiva la quinua”.
Milenio critica que “nada importante se está haciendo para mejorar los rendimientos de los productores campesinos y evitar el deterioro de los suelos”.
“Lejos de ello, el Gobierno parece interesado en quitar de en medio a los industrializadores y sustituirlos por las asociaciones campesinas, en un estéril esfuerzo de integración vertical con actores que requieren asistencia técnica y desarrollo tecnológico a nivel de finca antes que asumir nuevas responsabilidades empresariales”, señala el documento difundido ayer.
Finalmente, advierte que “vienen apareciendo otros competidores aunque todavía sin lograr la calidad nacional: los estados de Colorado y Nevada en Estados Unidos, las praderas canadienses de Ontario, en Europa donde se trabaja en el desarrollo de la variedad ‘Atlas’ y la región del Himalaya en el Norte de la India don lugares donde se han logrado excelentes rendimientos”.
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