La falta de capacidad para combatir el deterioro de los suelos, el escaso acceso a la tecnología y la dificultad para combatir las plagas son algunas de las evidencias de que el eslabón más débil en la cadena productiva de la quinua es el productor campesino, señala un informe reciente de la Fundación Milenio.
Aunque la quinua continúa siendo un producto exitoso que en 2012 batió un récord de exportación con más de 26.000 toneladas y con la perspectiva gubernamental de superar esa cantidad en 2013, año para el que se calcula que la siembra superará en 40 por ciento a la cantidad de 2012, el informe de Milenio titulado “Quinua en Bolivia, fortalezas y debilidades”, señala que ese entusiasmo “es poco prudente”.
Explica que las tierras del altiplano sur e inclusive las del centro, donde se está expandiendo la quinua, son sumamente frágiles. Por esa razón, tradicionalmente, los campesinos acostumbraban dejar las parcelas en barbecho durante ocho años, a fin de que se recuperen. El informe señala que esa era la razón por la que el área quinuera fue siempre superior a las 100.000 hectáreas, pero solamente se trabaja una parte de ella cada año.
Sin embargo, el informe señala que debido al auge de los precios del cereal esa práctica se echó al olvido y ahora se tiende a sembrar todos los años en las mismas tierras, “generando un acelerado proceso erosivo que empieza a desertificar algunas áreas del altiplano, generando dunas de arena inservibles para la agricultura”. Simultáneamente, se ha comenzado a invadir las praderas de pastoreo natural de llamas, alpacas y vicuñas, animales cuyo huano es un insumo fundamental para la fertilización ecológica de las tierras donde se cultiva la quinua.
Es por eso, señala Milenio, que “la única posibilidad de hacer sostenible a largo plazo el negocio de la quinua es incrementar los rendimientos por hectárea que, paradójicamente, vienen cayendo de manera sistemática debido principalmente al deterioro de los suelos”.
Los rendimientos actuales son 42 por ciento más bajos que los de Perú y 7 por ciento más bajos que los de Ecuador, pues son sólo de media tonelada por hectárea.
Milenio cuestiona que el Gobierno busque sustituir a los industrializadores por asociaciones campesinas, sectores que en lugar de asumir responsabilidades empresariales, lo que requieren es asistencia técnica y transferencia de tecnología.
Alerta que, mientras tanto, aparecen otros competidores aunque todavía sin lograr la calidad nacional, como EEUU, Canadá o el Himalaya, donde se lograron excelentes rendimientos.
Desinterés
El Centro de Promoción de Tecnologías Sostenibles trabaja en el desarrollo de nutrientes para los suelos y en otros sistemas de apoyo a la producción, pero por el momento los campesinos prefieren avanzar sobre nuevas tierras y aprovechar el tiempo que deberían dedicar a la conservación de suelos en otras actividades lucrativas, como el comercio ilegal fronterizo, según el informe de Milenio
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