Por Cortés Róger - Columnista - 12/11/2011 del Periódico La Prensa
La última Cumbre Iberoamericana ha declarado a 2012 “Año de la Quinua”, lo que apunta un éxito para el Gobierno, que así avanza un buen tramo en su iniciativa de que Naciones Unidas también dedique un año a la planta. El otro crédito en esta materia son las negociaciones con China, en plan de convencerla de que se convierta en gran consumidor del grano de oro.
Se trata de una probabilidad real fundada en que la quinua, más que un cereal (carbohidratos), es una fuente de proteínas por la cantidad y calidad de los aminoácidos que contiene, con todas las ventajas nutritivas de la carne y sin sus desventajas.
Sin embargo, según últimas noticias (“La Prensa”, 7 de noviembre), representantes de productores y exportadores han exteriorizado más dudas y pesimismo que entusiasmo ante la posibilidad de exportar a la China, porque encuentran que nuestra producción, que ha llegado a exportar 18.000 TM por año, es demasiado pequeña para ese mercado y carece de los necesarios estímulos e inversiones.
Efectivamente, si el impulso gubernamental se limita a promover publicitariamente a la quinua, o a adoptar medidas dispersas, se tendrán resultados decepcionantes. La producción actual enfrenta como principal problema que, al compás de precios muy favorables (una hectárea de quinua obtiene ingresos siete veces mayores al de una hectárea de soya), los cultivos están avanzando sobre tierras fértiles, humedales y pastizales con efectos devastadores sobre los suelos, sobre el uso de aguas y con una tendencia a reducir, rápida y drásticamente, el hato de llamas, de las que se obtiene el abono indispensable para el cultivo de quinua. Todo esto, a mediano plazo, amenaza con estrangular la producción.
La salida es trasladar los cultivos a tierras yermas y desérticas (existen unos ocho millones de hectáreas a una altitud de unos 4.000 msm) con el tipo de tecnología desarrollada por el equipo científico boliviano, que encabezan Cesín Curi, Antonio Ruiz y Juan Cristóbal Birbuet. Su trabajo apunta a establecer masivos cultivos mecanizados en lo más árido de la puna a través de inversiones masivas asociadas a empresas comunitarias, haciendo realidad una economía plural, innovadora y complementaria.
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