Aplicando normas comunales, la Asociación de Agrónomos Veterinarios Sin Fronteras (AVSF) y los pobladores de los municipios de Salinas de Garci Mendoza (Oruro), Llica y Tahua (Potosí) impulsan la producción sostenible de la quinua real en la zona intersalar.
El modelo utilizado en estas zonas del altiplano boliviano consta de un sistema de mantas (o aynokas), el mantenimiento de murallas de parcelas, el abonamiento y el uso manual de tractores.
Además se reglamentó la venta de abono y se realiza una distribución comunal de los terrenos de cultivo de forma equitativa para obtener una mayor producción.
La particularidad de este modelo es que se prohíbe el uso de insecticidas y en cambio se usa un programa integral de control de plagas.
El proyecto se inició en 2002, en coordinación con la Asociación Nacional de Productores de Quinua (Anapqui), con el propósito de mejorar las prácticas de producción y atacar el problema de la insostenibilidad de la actividad.
Sarah Metais, coordinadora de AVSF-Bolivia, señaló que este problema surgió a la par del desarrollo que se aplicó en la zona intersalar. Ya que a la medida que se mecanizaba la producción se ampliaba el territorio de cultivo del cereal y como consecuencia de ello se reducían los terrenos dedicados a la crianza de animales.
“Al reducirse el terreno para el pastoreo bajó el número de cabezas de animales, y eso nos trae problemas como la fertilización de las parcelas de quinua, porque a menor cantidad de animales, menor cantidad de abono disponible; por tanto, la opción de fertilizar la tierra es más reducida”, dijo.
Además de que la zona intersalar está ubicada a más de 3.600 metros de altura y sufre de heladas que se amplían por más de 170 días, lo que convierte a los terrenos más frágiles y si no fertiliza cada año hay un problema de rendimiento de suelo.
Esto da a lugar al ingreso de plagas y a un desequilibrio de la producción y los rendimientos que van en declive. “Ahora se produce mucho menos que antes por las prolongadas nevadas y también por la falta de lluvias”, dijo Metais.
“Hace años llovía en determinados tiempos, pero ahora el régimen de lluvias está completamente modificado. Por ejemplo, este año llovió un mes y medio más tarde de lo que comúnmente solía llover y eso se lo atribuye a los fenómenos de cambio climático”, indicó.
Frente a ello, el propósito de la AVSF es ampliar las zonas de producción de quinua a otros distritos que no se concentren en el altiplano del país. Para ello, se proyectan estudios para identificar zonas que reúnan las condiciones de producción del cereal.
AVFS es una asociación francesa que se dio por tarea trabajar con familias rurales aisladas y las más amenazadas por la pobreza. Su actividad se realiza desde una perspectiva del desarrollo rural en su conjunto, con un manejo sostenible de los recursos naturales, la seguridad alimentaria, el fomento de la agricultura familiar desde la producción hasta la venta.
Mitad sale de contrabando
De acuerdo con la coordinadora de la Asociación de Agrónomos Veterinarios Sin Fronteras (AVSF), Sarah Metais, el 50% de la producción de quinua sale del país vía contrabando hacia el Perú.
Del total, el 40% va a la exportación y sólo el 6% al consumo interno. Según Metais “el consumo local es más de quinua campesina, elaborada en el departamento de La Paz, del altiplano centro y norte, mientras que la quinua real, que es del altiplano sur, se va en mayor cantidad a la exportación”.
De acuerdo con datos del Ministerio de Desarrollo Rural, la quinua boliviana tiene una gran demanda en los mercados de los países europeos de Francia, Holanda, Alemania, Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda, Estados Unidos, Canadá, Ecuador, Chile y Malasia.
Los ingresos económicos promedios por la venta de quinua en las campañas agrícolas 1990, 2000, 2007 y 2008 ascendieron de 43,2 millones de bolivianos a 328,4 millones, debido a que los precios fueron aumentando desde 80 a 650 bolivianos el quintal.
En contraposición, en el mercado interno respecto a las exportaciones ha ido reduciendo; por ejemplo, en 1997 se consumía en Bolivia aproximadamente el 84% de lo que se producía, mientras que el 2004 se consumió el 75%.
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