Dos productos, tradicionalmente de la zona occidental del país. Oruro se
conoce, de siempre, como un distrito minero y desde hace algún tiempo
atrás ha cobrado notoriedad en el mundo por la producción y exportación
de un maravilloso producto como es la quinua, conocida como el grano de
oro.
En ambos casos las condiciones de explotación y su
comercialización pasan por una serie de obstáculos que restringen las
perspectivas de mayor provecho debido a factores adversos, especialmente
de competencia, por un lado y por otro la falta de incentivos para
mejorar su producción.
El "grano de oro" así reconocida la quinua
por su valor altamente nutritivo, es requerido en importantes mercados
internacionales a los que se exporta nuestro producto, pero en
condiciones específicas conocidas como "materia prima", por lo mismo con
precios fijados por los compradores en función a la competencia de
precio que por ejemplo abrió el Perú, pero sin poder igualar la calidad
del producto boliviano.
Pero en el caso de la quinua resulta que
varios países compran toneladas del producto, la procesan y la exportan
con valor agregado a mercados del Asia, logrando pingües ganancias y
como si fuera poco ignorando el origen del producto.
En el caso
de nuestros minerales, la cosa va casi por el mismo camino, el producto
se exporta como materia prima y las grandes industrias transforman
nuestro mineral y nos devuelven con valor agregado y en una variada gama
de productos que los utilizamos necesaria y obligadamente, por supuesto
que tales productos nos llegan con sellos chinos, americanos y hasta
chilenos.
Nuestro problema está en las limitaciones de orden
productivo y lo más grave en dificultades para llegar a la fase de
industrializar esas materias primas, hablando sólo de minerales y
quinua, sin contar otros productos nacionales que están en una escala
todavía más baja en el camino de su industrialización.
Por qué
mencionamos estos hechos, sencillamente porque se necesita un cambio de
políticas gubernamentales para encaminar los nuevos procesos productivos
hacia metas más seguras y garantizadas en la obtención de beneficios
para los productores, pero considerando las alternativas de unos y
otros, por aclararlo, de mineros y agricultores, pero en ambos casos
defendiendo el origen de los productos, avanzando hacia su
industrialización y con miras de llegar a los grandes mercados externos,
con el prestigio y calidad del producto boliviano.
Esto implica,
programas definidos de acción. Financiamientos acordes con las
necesidades de cada sector y lo más importante definiciones para imponer
claras regla de juego, garantizando las inversiones, atrayendo
tecnología de punta y facilitando los medios de superar los índices
productivos para satisfacer la demanda en los mercados externos.
El
grano de oro brilla por su valor nutritivo y la demanda internacional,
el oro y otros minerales valen lo que fijan las pizarras
internacionales. Tendrán mejores precios, cuando se exporten con valor
agregado y en condición de productos manufacturados.
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