Las pérdidas por ataques de plagas a los campos de producción del cultivo de quinua, como el complejo “ticona” y polilla de la quinua, oscilan entre 25 y 30 por ciento (%) del rendimiento. Para dar soluciones a este tipo de problemáticas, científicos bolivianos y extranjeros lograron desarrollar feromonas para el complejo “ticona”, como parte de un programa integrado y sano ambientalmente. La eficacia de las feromonas y un modelo de trampa fueron validados y comercializados en una cantidad de 28.000 unidades, en la campaña agrícola 2011-2012.
El entomólogo Reinaldo Quispe, de la Fundación para la Promoción e Investigación de Productos Andinos (PROINPA), en una entrevista con el Periódico Digital PIEB explicó que en el marco del programa de Manejo Integrado de Plagas del Cultivo de la Quinua esta institución, con el apoyo de especialistas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) y PHEROBANK de Holanda, lograron dar un salto científico para combatir de manera equilibrada con el ecosistema el ataque de una de las plagas importantes del cultivo de la quinua.
Todo el trabajo comenzó con estudios de taxonomía para identificar los insectos plaga del cultivo tanto para el altiplano norte como para los altiplanos centro y sur. “La literatura que existía hasta 2006 citaba una serie de especies que pensábamos que estaban correctamente identificadas, pero a través de un trabajo científico riguroso nos dimos cuenta que no era así, y por eso varias de las estrategias que estaban siendo desarrolladas no daban resultados”, dijo.
En el proceso de identificación de las especies de plagas se encontró una diversidad de más de 20 morfotipos de mariposas nocturnas (ticonas) de los cuales cinco, las más abundantes, fueron identificadas a nivel de especie, mientras que las restantes 15 todavía están en estudio pues son consideradas como plagas potenciales. De las cinco especies de ticona más abundantes dos fueron catalogadas de mayor importancia, una para el altiplano norte y centro, y la otra para el altiplano centro y sur.
Se determinó que bajo condiciones del Laboratorio del Centro Quipaquipani de PROINPA, la biología de las dos plagas clave “ticona”, Copitarsia incommoda y Heligoverpa gelotopoeon, alcanzó un desarrollo de 68,5 y 143 días promedio, respectivamente.
“Esas dos especies Copitarsia incommoda y Heligoverpa gelotopoeon se presentan en mayor proporción para lo cual hemos podido desarrollar las feromonas para el control preventivo de estas plagas, además hay que recalcar que esta tecnología cuida el medioambiente y es aceptada en la producción orgánica”, señaló.
El entomólogo explicó que las feromonas --no son otra cosa que las hormonas sexuales que despiden las hembras de los insectos--, se implementó una cría masiva de estas plagas en el laboratorio del Centro Quipaquipani para la obtención y envío a Holanda de glándulas excretoras de feromonas extraídas de hembras vírgenes, a fin de formular concentraciones de feromona con ayuda de técnicas cromatográficas.
Paralelo a este proceso que duró tres años, 2006, 2007 y 2008, se realizaron evaluaciones en campos de quinua de los altiplanos norte, centro y sur del país de las formulaciones de feromonas, proceso que contó con la participación de varias instituciones además de los socios de PROINPA, así como la participación de productores quinueros y técnicos agropecuarios del municipio de Viacha en La Paz y Salinas de Garcí Mendoza en Oruro.
Las evaluaciones sirvieron para ajustar las formulaciones de feromonas y determinar la más apropiada para las especies H. gelotopoeon y A. andina, las cuales están disponibles y en uso por los productores de quinua del país. También se cuenta con el registro ante el SENASAG para su comercialización. En la última campaña agrícola, BIOTOP unidad encargada para la comercialización de bioinsumos, dijo, logró vender más 28.000 feromonas.
“El proceso de adopción está reconociendo que la tecnología sí funciona, una trampa con feromona captura entre 40 a 50 mariposas macho por la noche, y eso está ayudando a disminuir la población porque las hembras no podrán copular sin el macho. Nuestra idea no es extinguir las plagas sino reducirlas a un nivel que no causen daño económico, además porque forman parte del equilibrio de ecosistema”, señaló.
En este nuevo contexto dijo que el productor debe adoptar insumos sanos para la producción de quinua orgánica, para combatir las plagas de forma amigable con el medio ambiente y no poner en riesgo las exportaciones de la quinua orgánica del país, por alguna contaminación debido al uso de insecticidas químicos. “Se realizaron también evaluaciones de la eficacia de varios productos para el control de plagas de la quinua, recomendándose para el control oportuno de larvas de ticona y polilla de la quinua el empleo de extractos como el ajo castilla, el ecoinsecticida Acaritop y el bioinsecticida Entrust”, dijo.
El equipo de científicos contó con entomólogos, biólogos, microbiólogos y taxónomos. "Fue una experiencia importante, porque en el laboratorio del Centro Quipaquipani estuvieron científicos internacionales del más alto nivel que interactuaron con científicos bolivianos para trabajar de manera conjunta y contribuir a solucionar estos problemas", dijo.
Reinaldo Quispe presentó los resultados sobre las contribuciones al desarrollo de componentes para el manejo integrado de plagas del cultivo de la quinua (MIP-Quinua), durante el simposio coloquio “La quinua: ¿sostenible ahora y después?“ organizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT).
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