Riesgo Especialistas y productores comentan que existe una cadena natural entre plantaciones y camélidos.
Pablo Peralta / La Paz - 24/03/2012
En 1989 partió de Bolivia la primera exportación de quinua, vía Desaguadero. Fueron cuatro toneladas (tn) hacia Perú que marcaron el inicio de un negocio que no deja de crecer.
Para 2011, las exportaciones superaron 20.000 tn y alcanzaron 46,5 millones de dólares. El grano se posicionó entre los diez productos “no tradicionales” más exportados del país, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior.
La creciente demanda internacional -que trajo consigo el aumento del costo del producto- también causó la expansión de la frontera agrícola.
Los investigadores Vladimir Orsag, Rossmary Jaldín y Pedro Vallejos revelan que debido al boom de la quinua, los cultivos se están expandiendo en la región “intersalar”, en el altiplano sur, hacia áreas tradicionalmente destinadas al pastoreo de camélidos.
Esa región, que comprende a diez municipios y se ubica entre los salares Tunupa (Uyuni - Potosí) y Coipasa (Oruro), es la única donde se produce la quinua real, la más apetecida en el exterior.
“En el altiplano no hay muchas opciones económicas para los agricultores, y con este boom de la quinua, por la demanda en el mercado internacional por sus bondades nutritivas, subieron los costos considerablemente. Esto provocó que se amplíe la frontera agrícola en desmedro de las áreas de pastoreo”, afirma Orsag.
Datos del Viceministerio de Desarrollo Rural muestran que la superficie cultivada en 2003 era de 38.942 hectáreas y que en 2010 superaba las 50.000. Según productores, el grueso de esa superficie está en esa región “intersalar”.
“No es expandir la frontera agrícola por expandir -sostiene Juan Crispín, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Quinua-. La quinua tiene su complementariedad. Es la quinua y la llama, sin la llama no hay tampoco quinua, baja el rendimiento”. El estiércol del animal es abono para el cultivo.
Teodocio Huayllani, productor orureño, dice que varios productores relegaron la crianza de camélidos para contar con más tierras para cultivar. Esto, advierte, es contraproducente, pues afecta esta cadena natural que relaciona al cultivo con los camélidos.
El riesgo también lo advierte el presidente de la Cámara Nacional de Productores de Quinua, Rubén Ignacio, quien señala que los cultivos están “sobrepasando” a los camélidos. Para evitar desequilibrio se conciencia a los asociados para que “podamos reducir la siembra, y tener mayor cantidad de producción, pero siempre y cuando podamos abonarlo más”.
Orsag advierte que el monocultivo, sumado a la ampliación de la frontera agrícola, provoca que “no haya tanto estiércol como fertilizante para incorporar al cultivo”. A esto se suma el uso de maquinaria agrícola, que genera que se use menos estiércol “y lógicamente se están deforestando tholares inmensos que protegían estos suelos muy susceptibles a la erosión eólica (al arrastre de la parte más fértil del suelo por el viento). Eso está provocando más tormentas de polvo y una mayor degradación de suelos”. Jaldín destaca que hay iniciativas del Estado (a través de la política sectorial de la quinua) e investigaciones destinadas a cambiar este panorama.
Fuente: http://paginasiete.bo/2012-03-25/Economia/Destacados/245EcoAde10312dom25.aspx
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