La puesta en marcha de una planta procesadora e industrializadora de quinua en la ciudad de El Alto, con apoyo de la cooperación extranjera, reducirá el contrabando del cereal a Argentina y Perú, cuyo hecho a perjudicado a los productores del grano.
La innovación tecnológica en la construcción de plantas con apoyo de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) y la Embajada Real de Dinamarca, a través de la Cámara de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS), permitirá reducir los volúmenes de contrabando, y aumentar la industrialización del grano.
El apoyo tecnológico permitirá a Bolivia exportar la quinua con valor agregado, dijo Antonio Ruiz Michel, director ejecutivo de CPTS.
Se estimó que entre el 25 a 30 por ciento de la producción nacional de quinua sale del país por la vía del contrabando a los países vecinos debido a la mayor demanda y precio que rige en el mercado internacional.
Pero para evitar que ese proceso continúe, en Bolivia se han llevado diferentes iniciativas, entre ellas la construcción de plantas beneficiadoras de quinua (procesadora e industrializadora), y en fase de prototipo cosechadoras y trilladoras, cuya base de operaciones se encuentran en la zona de Río Seco de la ciudad de El Alto.
Ruiz sostuvo que este organismo, mediante USAID y la Embajada de Dinamarca, tiene el objetivo de apoyar las iniciativas tecnológicas para la creación de nuevas maquinarias destinadas a la producción e industrialización del cereal.
“Porque por la vía legal o contrabando la quinua continuará saliendo del país, y la solución del problema no es cerrar la frontera o cerrar la exportación, sino es produciendo más, y para eso se necesita maquinaria”.
Frente a la baja del precio internacional del cereal andino, sostuvo que a diferencia de la soya éste no es de impacto negativo por que el precio de la quinua llega hasta 10 veces más por tonelada.
Informó que el precio de la quinua llega a cerca de tres mil dólares por tonelada y que podría reducirse hasta dos mil quinientos y hasta dos mil dólares, pero éste no afectaría a los precios de manera considerables, porque el precio de la soya llega a 300 dólares.
Aclaró que el rendimiento de la producción de la quinua es de 1 a 1.2 toneladas por hectárea y que la soya, que se produce y se exporta desde Santa Cruz, llega a 1 y 1.5 por hectárea.
En Bolivia la quinua es procesada de manera industrial y con valor agregado, como la barra con chocolate, insuflado, pastas y postres.
El DIARIO junto a otros medios de comunicación visitó ayer dos de las empresas que son parte de la cadena productiva y que reciben ese tipo de apoyo de entidades internacionales.
El Complejo Industrial Tecnológico Yanapasiñani (Nos ayudaremos) se aboca a la construcción e innovación tecnológica, y fábrica beneficiadoras, cosechadoras y trilladoras; entretanto Andena Valley se ocupa del procesamiento del cereal para la exportación y consumo interno, respectivamente.
La planta beneficiadora, una de las seis que se encuentran en el marcado nacional, tiene tres secciones, que son la seca, húmeda y secado, y tiene la capacidad de procesar una tonelada por hora.
“En la parte seca se tratan los silos, clasificadores y escarificadores; en la segunda se hace el despedregado, sapolinado con agua, enjuagado y termina en el centrifugado; y en la última, la quinua llega a las mesas de secado”, explico su propietario Víctor Pacosillo.
La innovación tecnológica en la construcción de plantas con apoyo de la Agencia de Cooperación para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID) y la Embajada Real de Dinamarca, a través de la Cámara de Promoción de Tecnologías Sostenibles (CPTS), permitirá reducir los volúmenes de contrabando, y aumentar la industrialización del grano.
El apoyo tecnológico permitirá a Bolivia exportar la quinua con valor agregado, dijo Antonio Ruiz Michel, director ejecutivo de CPTS.
Se estimó que entre el 25 a 30 por ciento de la producción nacional de quinua sale del país por la vía del contrabando a los países vecinos debido a la mayor demanda y precio que rige en el mercado internacional.
Pero para evitar que ese proceso continúe, en Bolivia se han llevado diferentes iniciativas, entre ellas la construcción de plantas beneficiadoras de quinua (procesadora e industrializadora), y en fase de prototipo cosechadoras y trilladoras, cuya base de operaciones se encuentran en la zona de Río Seco de la ciudad de El Alto.
Ruiz sostuvo que este organismo, mediante USAID y la Embajada de Dinamarca, tiene el objetivo de apoyar las iniciativas tecnológicas para la creación de nuevas maquinarias destinadas a la producción e industrialización del cereal.
“Porque por la vía legal o contrabando la quinua continuará saliendo del país, y la solución del problema no es cerrar la frontera o cerrar la exportación, sino es produciendo más, y para eso se necesita maquinaria”.
Frente a la baja del precio internacional del cereal andino, sostuvo que a diferencia de la soya éste no es de impacto negativo por que el precio de la quinua llega hasta 10 veces más por tonelada.
Informó que el precio de la quinua llega a cerca de tres mil dólares por tonelada y que podría reducirse hasta dos mil quinientos y hasta dos mil dólares, pero éste no afectaría a los precios de manera considerables, porque el precio de la soya llega a 300 dólares.
Aclaró que el rendimiento de la producción de la quinua es de 1 a 1.2 toneladas por hectárea y que la soya, que se produce y se exporta desde Santa Cruz, llega a 1 y 1.5 por hectárea.
En Bolivia la quinua es procesada de manera industrial y con valor agregado, como la barra con chocolate, insuflado, pastas y postres.
El DIARIO junto a otros medios de comunicación visitó ayer dos de las empresas que son parte de la cadena productiva y que reciben ese tipo de apoyo de entidades internacionales.
El Complejo Industrial Tecnológico Yanapasiñani (Nos ayudaremos) se aboca a la construcción e innovación tecnológica, y fábrica beneficiadoras, cosechadoras y trilladoras; entretanto Andena Valley se ocupa del procesamiento del cereal para la exportación y consumo interno, respectivamente.
La planta beneficiadora, una de las seis que se encuentran en el marcado nacional, tiene tres secciones, que son la seca, húmeda y secado, y tiene la capacidad de procesar una tonelada por hora.
“En la parte seca se tratan los silos, clasificadores y escarificadores; en la segunda se hace el despedregado, sapolinado con agua, enjuagado y termina en el centrifugado; y en la última, la quinua llega a las mesas de secado”, explico su propietario Víctor Pacosillo.
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