El potencial de rendimiento de grano de la quinua alcanza a 11 t/ha (Mujica, 1983), sin embargo, la producción más alta obtenida en condiciones optimas de suelo, humedad, temperatura y en forma comercial está alrededor de 6 t/ha, en promedio y con adecuadas condiciones de cultivo (suelo, humedad, clima, fertilización y labores culturales oportunas), se obtiene rendimientos de 3.5 t /ha. En condiciones actuales del altiplano peruano-boliviano con minifundio, escasa precipitación pluvial, terrenos marginales, sin fertilización, la producción promedio no sobrepasa de 0.85 t/ha, mientras que en los valles interandinos es de 1.5 t/ha.
Podemos indicar que los rendimientos en general varían de acuerdo a las variedades, puesto que existen unas con mayor capacidad genética de producción que otras. Varían también de acuerdo a la fertilización o abonamiento proporcionado, debido a que la quinua responde favorablemente a una mayor fertilización sobre todo nitrogenada y fosfórica. También dependerá de las labores culturales y controles fitosanitarios oportunos proporcionados durante su ciclo. En general las variedades nativas son de rendimiento moderado, resistentes a los factores abióticos adversos, pero específicas para un determinado uso y de mayor calidad nutritiva o culinaria.
En lo que respecta a la producción de materia fresca, obtenida a la floración, que servirá para uso como forraje, ésta varía desde 15 t/ha hasta los 35 t/ha, siendo las quinuas de valle las de mayor potencial de producción de forraje verde determinado por el mayor tamaño, cantidad de hojas y suculencia de la planta. En lo que respecta a la producción de materia seca después de la cosecha alcanza en promedio a 16.0 t/ha (incluido grano, tallos y broza), pudiéndose obtener en promedio 7.2 t/ha de tallos, 4.7 t/ha de broza (hojas, partes de inflorescencia, perigonios y pedicelos) y 4.1 t/ha de grano (Mujica, 1988).
El índice de cosecha, obtenido en quinua como la relación entre el peso de la semilla (rendimiento económico) y el peso seco de toda la planta, incluyendo la semilla (rendimiento biológico), en promedio alcanza a 0.30 con una variación de 0.21 a 0.45, dependiendo de las variedades. La relación semilla/paja (relación entre el peso de la semilla (rendimiento económico) y el peso de la paja, obtenida después de la trilla de la planta) fue en promedio 0.47, variando de 0.26 a 0.92.
También se encontró el peso de 1000 semillas que varía de 1.93 a 3.35 g con un promedio de 2.30 g. El contenido de proteína varió de 12.5 a 20.8 % en México y de 14 a 22 % en Perú (Mujica, 1983). Ayala (1977) encontró mayor cantidad de proteína en semillas de menor tamaño, 35-40% en el embrión y 6 a 8 % en el episperma.
Podemos indicar que los rendimientos en general varían de acuerdo a las variedades, puesto que existen unas con mayor capacidad genética de producción que otras. Varían también de acuerdo a la fertilización o abonamiento proporcionado, debido a que la quinua responde favorablemente a una mayor fertilización sobre todo nitrogenada y fosfórica. También dependerá de las labores culturales y controles fitosanitarios oportunos proporcionados durante su ciclo. En general las variedades nativas son de rendimiento moderado, resistentes a los factores abióticos adversos, pero específicas para un determinado uso y de mayor calidad nutritiva o culinaria.
En lo que respecta a la producción de materia fresca, obtenida a la floración, que servirá para uso como forraje, ésta varía desde 15 t/ha hasta los 35 t/ha, siendo las quinuas de valle las de mayor potencial de producción de forraje verde determinado por el mayor tamaño, cantidad de hojas y suculencia de la planta. En lo que respecta a la producción de materia seca después de la cosecha alcanza en promedio a 16.0 t/ha (incluido grano, tallos y broza), pudiéndose obtener en promedio 7.2 t/ha de tallos, 4.7 t/ha de broza (hojas, partes de inflorescencia, perigonios y pedicelos) y 4.1 t/ha de grano (Mujica, 1988).
El índice de cosecha, obtenido en quinua como la relación entre el peso de la semilla (rendimiento económico) y el peso seco de toda la planta, incluyendo la semilla (rendimiento biológico), en promedio alcanza a 0.30 con una variación de 0.21 a 0.45, dependiendo de las variedades. La relación semilla/paja (relación entre el peso de la semilla (rendimiento económico) y el peso de la paja, obtenida después de la trilla de la planta) fue en promedio 0.47, variando de 0.26 a 0.92.
También se encontró el peso de 1000 semillas que varía de 1.93 a 3.35 g con un promedio de 2.30 g. El contenido de proteína varió de 12.5 a 20.8 % en México y de 14 a 22 % en Perú (Mujica, 1983). Ayala (1977) encontró mayor cantidad de proteína en semillas de menor tamaño, 35-40% en el embrión y 6 a 8 % en el episperma.
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