Se ha encontrado que el intercambio gaseoso, fotosíntesis y conductancia de la quinua se encuentra dentro de los rangos normales de las plantas C3, mostrando una tasa fotosintética similar en promedio (22 µmol m-2 s) en la ramificación, floración y llenado de grano, sin embargo la conductancia estomatal (gH2O) es más alta en la ramificación en 0.3-1.0 mol m-2 s, en la floración bajó hacia 0.3-0.6, y en llenado de grano fue 0.2-0.7 mol m-2 s (Nuñez, 1999; Jensen et al., 2000).
Para mediciones fisiológicas del estado del estres de plantas existen varios aparatos científicos, que sirven de diferente manera, lo que está discutido en Jacobsen & Mujica (1999). En quinua la conductancia desciende significativamente cuando el contenido de agua del suelo disminuye por encima del 50%, por otro lado se ha observado que el alto grado de asociación entre la conductancia y la fotosíntesis, explicaría las variaciones de dichos parámetros en condiciones de sequía; la alta conductancia observada en ramificación con respecto a otras fases, se debe probablemente a la capacidad de la quinua para adaptarse con mayor facilidad a condiciones de sequía de desarrollo lento.
El potencial hídrico en la quinua desciende consistentemente, así como la conductancia bajo sequía, en tanto que el potencial de presión muestra valores positivos. En la fase de llenado de grano desciende hasta cero, lo que sugiere que el potencial hídrico habría tenido una importante contribución en el cierre de estomas, sugiriendo que tal comportamiento serviría para mantener el potencial hídrico relativamente inalterable por varios días.
La reducción de la conductancia de la hoja y la absorción del agua por las raíces están muy relacionadas con el incremento de raíces en el suelo en proceso de deshidratación, por ello se sostiene que la conductancia de la hoja fue influenciada por la proporción de raíces en condiciones de sequía.
Las relaciones hídricas de la quinua se caracterizan por tener bajos potenciales osmóticos, fluctuando el potencial osmótico entre –1.0 y –1.3 MPa, observando un desarrollo moderado en el nivel de ajuste osmótico de 0.3 MPa, solamente en la fase de ramificación, midiendo este parámetro en savia de hoja (Jacobsen et al., 1999a). La fracción de agua de apoplasto estaría alrededor del 16% de acuerdo a lo estimado por el método de presión-volumen (Andersen et al., 1996). El ajuste osmótico reportado en la fase de ramificación, puede entenderse por la variación de respuesta con la ontogenia de la planta, la diferencia entre genotipos, ritmo de desarrollo del estrés, y la tasa de desarrollo lento que le permite adaptarse al estrés mediante la acumulación activa de solutos en las hojas. El bajo valor de potencial osmótico de la quinua puede en si mismo originar tolerancia al déficit hídrico, como se refleja en el mantenimiento de la turgencia durante gran parte de los períodos de sequía.
El área foliar específica (AFE) durante la ramificación, decreció, evidenciando en forma clara a partir del octavo día de impuesto el déficit hídrico, mientras que en la floración el AFE se mantiene, al llenado de grano se observa ligera reducción en los últimos cuatro días del período de sequía (Nuñez, 1999).
La relación PT/PS (Peso túrgido/Peso seco de las hojas) desciende en la ramificación, mostrando valores más bajos a partir del noveno día de iniciado el período de sequía. Durante la floración el comportamiento no varía (Nuñez, 1999). Al llenado de grano se observa una ligera influencia del déficit hídrico a partir del quinto día de impuesta la sequía. Esto nos permite inferir que en la fase de ramificación el déficit hídrico provocó un ligero cambio en el tamaño de las células, mientras que en la floración y llenado de grano no se habrían presentado cambios significativos en el tamaño de las células de las hojas. Esta respuesta está asociada a plantas resistentes a la sequía, las cuales presentan bajas relaciones PT/PS, como resultado de células pequeñas con paredes celulares gruesas.
El contenido relativo de agua (CRA), varió según las fase fenológicas, sin embargo estos valores fueron bajos, las que están directamente asociados a la resistencia a la sequía, así tenemos en ramificación (0.80), en floración (0.78) y en llenado de grano (0.63) (Jensen et al., 2000).
Los componentes del potencial hídrico también variaron con las fases fenológicas mostrando los siguientes valores: potencial hídrico en ramificación (-0.98 MPa), en floración (-1.39 MPa) y en llenado de grano (-1.91 MPa); potencial osmótico en ramificación (-1.76 MPa), en floración (-2.03 MPa) y en llenado de grano (-2.42 MPa.); potencial de presión en ramificación (0.58 MPa), en floración (0.59 MPa.) y en llenado de grano (0.29 MPa.) (Jensen et al., 2000).
La fotosíntesis medidas en µmol m-2 s también varió con las fases fenológicas, en ramificación (15.55), en floración (7.33) y en el llenado del grano (6.52). La conductáncia de las hojas (gH2O) medidas en mol m-2 s varió con las fases fenológicas cuyos valores obtenidos bajo sequía son: en ramificación (0.49), en floración (0.15) y en llenado de grano (0.21). La transpiración medida en l/macetero/día variaron en ramificación (2.52) en floración (2.47) y en llenado de grano (2.95) (Nuñez, 1999).
Para mediciones fisiológicas del estado del estres de plantas existen varios aparatos científicos, que sirven de diferente manera, lo que está discutido en Jacobsen & Mujica (1999). En quinua la conductancia desciende significativamente cuando el contenido de agua del suelo disminuye por encima del 50%, por otro lado se ha observado que el alto grado de asociación entre la conductancia y la fotosíntesis, explicaría las variaciones de dichos parámetros en condiciones de sequía; la alta conductancia observada en ramificación con respecto a otras fases, se debe probablemente a la capacidad de la quinua para adaptarse con mayor facilidad a condiciones de sequía de desarrollo lento.
El potencial hídrico en la quinua desciende consistentemente, así como la conductancia bajo sequía, en tanto que el potencial de presión muestra valores positivos. En la fase de llenado de grano desciende hasta cero, lo que sugiere que el potencial hídrico habría tenido una importante contribución en el cierre de estomas, sugiriendo que tal comportamiento serviría para mantener el potencial hídrico relativamente inalterable por varios días.
La reducción de la conductancia de la hoja y la absorción del agua por las raíces están muy relacionadas con el incremento de raíces en el suelo en proceso de deshidratación, por ello se sostiene que la conductancia de la hoja fue influenciada por la proporción de raíces en condiciones de sequía.
Las relaciones hídricas de la quinua se caracterizan por tener bajos potenciales osmóticos, fluctuando el potencial osmótico entre –1.0 y –1.3 MPa, observando un desarrollo moderado en el nivel de ajuste osmótico de 0.3 MPa, solamente en la fase de ramificación, midiendo este parámetro en savia de hoja (Jacobsen et al., 1999a). La fracción de agua de apoplasto estaría alrededor del 16% de acuerdo a lo estimado por el método de presión-volumen (Andersen et al., 1996). El ajuste osmótico reportado en la fase de ramificación, puede entenderse por la variación de respuesta con la ontogenia de la planta, la diferencia entre genotipos, ritmo de desarrollo del estrés, y la tasa de desarrollo lento que le permite adaptarse al estrés mediante la acumulación activa de solutos en las hojas. El bajo valor de potencial osmótico de la quinua puede en si mismo originar tolerancia al déficit hídrico, como se refleja en el mantenimiento de la turgencia durante gran parte de los períodos de sequía.
El área foliar específica (AFE) durante la ramificación, decreció, evidenciando en forma clara a partir del octavo día de impuesto el déficit hídrico, mientras que en la floración el AFE se mantiene, al llenado de grano se observa ligera reducción en los últimos cuatro días del período de sequía (Nuñez, 1999).
La relación PT/PS (Peso túrgido/Peso seco de las hojas) desciende en la ramificación, mostrando valores más bajos a partir del noveno día de iniciado el período de sequía. Durante la floración el comportamiento no varía (Nuñez, 1999). Al llenado de grano se observa una ligera influencia del déficit hídrico a partir del quinto día de impuesta la sequía. Esto nos permite inferir que en la fase de ramificación el déficit hídrico provocó un ligero cambio en el tamaño de las células, mientras que en la floración y llenado de grano no se habrían presentado cambios significativos en el tamaño de las células de las hojas. Esta respuesta está asociada a plantas resistentes a la sequía, las cuales presentan bajas relaciones PT/PS, como resultado de células pequeñas con paredes celulares gruesas.
El contenido relativo de agua (CRA), varió según las fase fenológicas, sin embargo estos valores fueron bajos, las que están directamente asociados a la resistencia a la sequía, así tenemos en ramificación (0.80), en floración (0.78) y en llenado de grano (0.63) (Jensen et al., 2000).
Los componentes del potencial hídrico también variaron con las fases fenológicas mostrando los siguientes valores: potencial hídrico en ramificación (-0.98 MPa), en floración (-1.39 MPa) y en llenado de grano (-1.91 MPa); potencial osmótico en ramificación (-1.76 MPa), en floración (-2.03 MPa) y en llenado de grano (-2.42 MPa.); potencial de presión en ramificación (0.58 MPa), en floración (0.59 MPa.) y en llenado de grano (0.29 MPa.) (Jensen et al., 2000).
La fotosíntesis medidas en µmol m-2 s también varió con las fases fenológicas, en ramificación (15.55), en floración (7.33) y en el llenado del grano (6.52). La conductáncia de las hojas (gH2O) medidas en mol m-2 s varió con las fases fenológicas cuyos valores obtenidos bajo sequía son: en ramificación (0.49), en floración (0.15) y en llenado de grano (0.21). La transpiración medida en l/macetero/día variaron en ramificación (2.52) en floración (2.47) y en llenado de grano (2.95) (Nuñez, 1999).
No hay comentarios:
Publicar un comentario