Una tableta de quinua científicamente medida, en sus valores nutricionales, peso, ingredientes complementarios y consistencia, llegará a los niños de las comunidades altiplánicas de la provincia Muñecas, en La Paz.
La Fundación Internacional Ivar Méndez, que encabeza el neurocirujano boliviano-canadiense, lleva adelante esta empresa destinada a combatir la desnutrición en los niños bolivianos.
La Fundación trabaja ya en Aucapata, donde suministra suplementos alimenticios y auspicia programas para motivar la creatividad a través del arte.
“En Norteamérica, Europa y otros lugares del mundo hay como una moda con la quinua. La gente que busca alimentos saludables, para inclusive perder peso, busca el producto, recetas y todo cuanto tenga que ver con el cereal”, dice el médico por teléfono, desde Halifax (Canadá). “Hay libros que dicen cómo preparar desde cocteles hasta postres”.
Si antes se vendía quinua en lugares de alimentos ecológicos, hoy “está en todos los supermercados y hay de todos los colores”.
La pena, dice el filántropo, es que la mayor parte del producto es de Ecuador y de Perú, de Bolivia no se habla ni siquiera en torno al cereal que se domesticó en sus tierras. “Y ya se avanza en la producción en Colorado (EEUU)”.
La Fundación Méndez decidió, pues, encargar la producción de una nutribarra basada en quinua. “Visitamos varias industrias en Bolivia y nos quedamos con la cooperativa El Ceibo, por sus altos estándares de producción”.
Numerosas recetas fueron probadas con los niños, tanto rurales como urbanos. Así se supo que a la mayoría de ellos no les gustan las pasas. Se preparó luego una barra de 40 gramos, pero se vio que “aun los niños con mayor hambre, no la terminaban”.
Y así, se fue encontrando la fórmula: una barra de 30 gramos de quinua compactada con miel y cubierta por una fina capa de chocolate, consistencia mediana, de tal manera que no se deshace y se puede morder sin problema.
“El éxito ha sido total. A los niños les gusta mucho y se la comen toda”. La envoltura es de papel estañado, para garantizar la frescura durante seis meses.
Como todo se aprovecha, el papel es utilizado para actividades creativas y buenas prácticas de desecho. La Fundación propicia la llegada al campo de estudiantes de la Academia Nacional de Bellas Artes (La Paz) y de artistas canadienses. “La nutrición de los niños es vital para el desarrollo del cerebro”, explica Méndez. “Si hay déficit en los primeros cinco años de vida, la persona habrá perdido la capacidad de desarrollar su intelecto”. Por eso, además de apoyar con la alimentación, Ivar Méndez impulsa proyectos “para que los niños aprendan a ser creativos. Y esto se los permite el arte”.
Canadá está interesada en la barra
Los análisis hechos en Canadá muestran que la nutribarra es la de mayor valor nutricional entre las que hay en el mercado.
El producto podría ser enviado a los niños Inuit (esquimales) que sufren por falta de vitamina D.
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