Nota de Pagina Siete
Distinguido por ser uno de los alimentos más completos del mundo, el llamado grano de oro se ha destinado a la alimentación de unos 600 niños de la provincia Aucapata, en el municipio Muñecas, en el marco del programa de nutrición desarrollado por laIvar Mendez International Foundation (IMIF).
En busca de un alimento que contribuyera al desarrollo físico e intelectual de los niños de 24 comunidades, durante seis meses se desarrolló una barra de quinua de 30 gramos cubierta con una delgada capa de chocolate, que se repartirá a los 2.000 niños que forman parte del programa alimenticio de esta fundación.
“Si no hay una nutrición apropiada hasta los cinco años, el niño se encuentra en desventaja para desarrollar su capacidad intelectual, aunque tenga una buena nutrición después”, explica Ivar Méndez, presidente de la IMIF, médico neurocirujano y también fotógrafo.
Este producto es elaborado por la empresa El Ceibo, por sus “altos estándares de calidad”, y se lo distribuye, desde hace un mes, tres veces a la semana como parte del recreo de los más pequeños.
Otra de las características distintivas de esta barra es la envoltura de papel estañado que, además de mantenerla fresca por seis meses, es un material de reciclaje con el que realizan proyectos de arte que estimulan la creatividad de los niños.
En una oportunidad, cuenta Méndez, hicieron esculturas de dientes con las envolturas para aprender sobre la higiene dental y su importancia, asesorados por voluntarios canadienses.
Fue tal el éxito de este producto nutricional, que incluso mandaron unas muestras al Gobierno de Canadá, país que mostró su interés por elaborar estas barras de quinua para los niños esquimales del Ártico.
“Es posible que hagamos una barra que se llame la Barra Ártico y que sea específica para el norte, fortificada con vitamina B; y que en el futuro se pueda hacer una barra de quinua para niños del África”, anticipa Méndez.
Por el momento están concentrados en la investigación de este cereal para elaborar una receta adecuada que, según lo previsto, podría concluir en dos meses y posteriormente se decidirá si será elaborada en Bolivia o en Canadá.
Dado su valor nutricional y energético, la quinua ganó popularidad en otros países, donde cada vez es más fácil conseguirla.
“La producción de quinua puede contribuir a la economía boliviana, porque su consumo está avanzando exponencialmente en el extranjero”, apunta Méndez, quien vive en Canadá hace más de 25 años.
Según la Organización Mundial de Salud, su calidad proteica es equivalente a la de la leche y, además, contiene nueve aminoácidos esenciales y en una proporción ideal para la dieta humana.
La nutricionista Elizabeth Cañipa afirma que este grano se destaca por su riqueza en hierro, potasio, vitamina B2, magnesio, zinc y cobre, entre otros, que “además de favorecer el desarrollo intelectual, es muy efectivo para adelgazar”.
Origen del grano milenario
Se estima que la quinua nació en los alrededores del lago Titicaca hace más de 4.000 años, y fue la base económica fundamental en el establecimiento y expansión de la civilización de Tiwanaku y del Imperio Incaico.
Al respecto, la investigadora Patricia Montaño, en su libro El imperio de Tiwanaku, indica que la quinua ocupó un lugar preponderante en la dieta de esta cultura, “aportando una importante cantidad de proteínas”. Con la quinua preparaban una serie de recetas que quedaron como un legado hasta nuestros días.
El desarrollo de la tecnología agropecuaria de entonces permitió a los tiwanacotas el cultivo masivo de este grano y otros cereales andinos que sustentaron grandes asentamientos humanos en la zona altiplánica.
Si bien este cereal actualmente se cultiva en Bolivia, Perú, Ecuador, Chile, Colombia y Argentina, el único lugar donde se cosecha la llamada quinua real, considerada la mejor variedad, es en la región de Los Lípez, colindante con los salares de Uyuni y Coipasa.
“La quinua podría combatir el hambre en el mundo -dice Méndez- y en un futuro Bolivia podría ser la principal fuente de alimentación mundial”.
Es bajo esa premisa que desarrollaron estas barras que, aunque inicialmente pretenden mejorar la nutrición de los niños de Aucapata, en un futuro podrían nutrir a niños de todo el mundo.
“Si se podría mandar barras de quinua a todos los niños hambrientos del mundo, sería una contribución muy grande de Bolivia a la humanidad”, concluye Méndez con la ilusión puesta en el “oro de los Andes”.
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