Rubén Ramiro Miranda Colque
En los últimos años a raíz del denominado Boom de la quinua, según estadísticas nacionales existe un decremento de los rendimientos de la quinua; ésta información es analizada por algunos investigadores como Jacobsen S. et al. (2011) en la publicación: “The Situation for Quinoa and Its Production in Southern Bolivia: From Economic Success to Environmental Disaster.” donde afirma que esta reducción se debe a la degradación de los suelos en el Altiplano sur, lo cual provocaría un desastre ambiental en dicha zona, afirmaciones que son discutidas en el artículo publicado por Thierry W., et al. 2012. “La sostenibilidad de la producción de quinua en el sur de Bolivia: desde representaciones equivocadas hasta soluciones dudosas. Comentarios sobre Jacobsen (2011, J. Agron. Crop Sci. 197: 390‐399)”; que a través de la revisión de las citas bibliográficas citadas por Jacobsen et al., (2011) esclarece y refuta las afirmaciones de dicho autor.
La Citación del artículo original Winkel T. et al. (2012) es la siguiente:
Winkel T, Bertero HD, Bommel P, Bourliaud J, Chevarría Lazo M, Cortes G, Gasselin P, Geerts S, Joffre R, Léger F, Martinez Avisa B, Rambal S, Rivière G, Tichit M, Tourrand J‐F, Vassas Toral A, Vacher J‐J, Vieira Pak M. 2012. The sustainability of quinoa production in southern Bolivia: from misrepresentations to questionable solutions. Comments on S. Jacobsen (2011, J. Agron. Crop Sci. 197: 390‐399). Journal of Agronomy and Crop Science: DOI: 10.1111/j.1439‐1037X.2012.00506.x.
De la cual extraemos los párrafos del texto traducido al castellano en los que se hacen referencia a los rendimientos de la quinua.
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¿Pruebas de un desastre ambiental?
La degradación del suelo a causa del uso creciente de tractores y el acceso reducido al abono animal es el mayor problema ambiental señalado por Jacobsen (2011: 392, 393). Para apoyar el argumento de que "una grave degradación de la fertilidad del suelo" ha ocurrido debido a la expansión del cultivo de quinua, Jacobsen cita publicaciones del PIEB (2009) y ASPA II (2008). Sin embargo, el primer documento es una convocatoria para formulación de propuestas de investigación, y el secundo es un informe interno de financiamiento, ninguno de los dos presentando pruebas científicas de la degradación de los suelos en la región. En nuestra opinión, las conclusiones sacadas por Jacobsen (2011) de estas publicaciones sobrepasan los conocimientos actuales sobre la fertilidad del suelo en el altiplano sur Bolivia, sin hablar de sus factores subyacentes (duración del barbecho, aplicación de abono o uso del tractor). Sin embargo, con referencia a una figura mostrando el rendimiento de la quinua en Bolivia en el periodo 1961‐2009, Jacobsen (2011: 391) afirma que: "con el aumento de las superficies en los últimos 10 años, el rendimiento ha bajado de casi 700 hasta 570 kg/ha en 2009". Este autor sugiere una relación directa entre una reducida duración de barbecho y "la progresiva reducción del rendimiento de la quinua en los últimos 20 años", citando a Félix (2008). A parte del hecho de que el informe de Félix (2008) no ha sido concebido para demostrar científicamente una relación causal entre la duración del barbecho, la fertilidad del suelo y el rendimiento del cultivo, la serie de datos de rendimiento de la quinua presentada por Jacobsen (2011) en su Figura 1 obviamente no respalda su aseveración de un decreciente rendimiento en el periodo del auge de la quinua. Al contrario, reanalizando esta misma serie de datos se muestra que la pendiente de la regresión temporal no es diferente de cero en el periodo 1961‐2009, e incluso crece de manera significativa en los últimos 20 años, contradiciendo la afirmación de Jacobsen (nuestra Figura 1). En realidad, esta serie de datos de rendimientos de quinua alterna dos periodos de aumento (1961‐1975, 1991‐1997) con dos periodos de disminución (1976‐1990, 1998‐2009). Tales variaciones interanuales de los rendimientos de quinua son difíciles de interpretar sin informaciones adicionales sobre las tendencias climáticas, los cambios territoriales, las prácticas de cultivo y la fertilidad de los suelos en la zona (sin hablar de posibles cambios en los métodos de los institutos de estadísticas…). De hecho, con un coeficiente de variación del 20 % en el periodo 1961‐2009, la producción nacional de quinua sigue dentro del rango normal de variabilidad interanual de los rendimientos para un cultivo producido con pocos insumos en un clima árido, sin ninguna tendencia decreciente que pueda sugerir un desastre ambiental.
Figura 1: Regresiones estadísticas sobre la serie de datos de rendimiento de la quinua publicada por Jacobsen (2011). Periodo 1961‐2009 (línea de puntos): pendiente = 0.112 ± 1.18, P = 0.92. Periodo 1990‐2009 (línea continua): pendiente = 8.64 ± 2.18, P = 0.0009.
En efecto, difundiendo un error común de otros autores citados por él (Cossio 2008, Félix 2008), Jacobsen (2011) relaciona la supuesta tendencia decreciente del rendimiento anual con el proceso de degradación del suelo, olvidando que, debido a varios fenómenos entremezclados (brotes de plagas, estrés climático, prácticas de cultivo, etc.), una variable rápida como es el rendimiento anual de granos es inadecuada para caracterizar un proceso lento como es la degradación del suelo (Reynolds et al. 2007, 2008b). Además, estadísticas nacionales brutas, con todas las limitaciones que sufren en un país en desarrollo como Bolivia, difícilmente pueden constituir indicadores confiables de una crisis ambiental a nivel local. Entonces, una conclusión de este re análisis de la argumentación de Jacobsen es que estudios detallados, con una base científica, faltan y se necesitan urgente para caracterizar el estado de la fertilidad del suelo en esta región donde se experimentan cambios rápidos en el uso de la tierra y las prácticas de cultivo.
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Tanto el estudio de Jacobsen S. (2011) como el de Winkel T. et al. (2012) abren un amplio debate sobre el estado de los rendimientos de la Quinua Real en el Altiplano Sur de Bolivia.
Según Winkel T. et al. (2012) las estadísticas claramente muestran 2 periodos de aumento y reducción del rendimiento; sin embargo el reanálisis de la estadística de los rendimientos en los últimos 50 años indica que los rendimientos se encuentran en un rango de variación normal; y es claro al referirse que la sola evaluación del rendimiento no puede ser el único indicador para determinar la degradación de los suelos; además de que el rendimiento está influenciado por diferentes factores provocados el cambio climático, el ataque de mayor cantidad de plagas y el cambio en las prácticas del cultivo.
Por nuestra parte trataremos que el debate pueda ser mucho más objetivo para los lectores que no siempre han tenido la oportunidad de visitar los territorios del Altiplano sur de Bolivia, para lo cual utilizaremos los datos registrados en la Variedad “Real Blanca” por Ramos D. durante la gestión 2008/2009 en la Caracterización “in situ”de 8 variedades nativas de Quinua Real.
La Quinua real en el Altiplano tradicionalmente se cultivaba en las laderas de los cerros donde las parcelas se caracterizan por ser de pocas extensiones, sin embargo a partir de la mecanización del cultivo, este se expandió a las semiladeras donde puede cubrir más de 10has y finalmente a las planicies donde el cultivo se ha vuelto extensivo sobrepasando algunas parcelas las 100 has.
Los cultivos de semiladera se siembran tradicionalmente en hoyos o con el tractor bajo el sistema de siembra “A golpe sobre surcos” con el uso de las sembradoras de quinua que desde 1986 con la invención de la sembradora “Satiri I” y posteriores adaptaciones con la incorporación de abonadoras como la Satiri III modificada y otras, incentivan la siembra extensiva del cultivo. Estas sembradoras realizan dos surcos distanciados a 90 cm (Foto. 1) que varían de 80 a 100 cm de acuerdo al diseño de la maquinaria; aumentando el espacio cada 2 surcos a 110 cm ya que es el espacio utilizado para el paso de las ruedas del tractor; depositando en cada surco 30 a 50 granos de semilla cada 90 a 110 cm (Foto.2).
Bajo este sistema de siembra, y tomando en cuenta un promedio de 1m de distancia entre surcos y entre matas (debido a la presencia de piedras, arbustos o desniveles del terreno); se calcula una densidad de 10000 matas/ha.
Fotografía 1.
Fotografía 2.
De acuerdo al estudio de Ramos D., (2009), Los promedios y desviación estándar de la altura planta y rendimiento de grano por planta para la variedad Real Blanca fueron de 122.2 + 17.5 cm y 31.38 + 19.79 g respectivamente; con un coeficiente de correlación de 0,83 altamente significativo entre ambas.
Cada mata estaba compuesta en promedio por 20 plantas de las cuales: 2 plantas alcanzaron el mayor rendimiento de grano con plantas y panojas notoriamente más grandes a las que denominaremos “primarias”, 5 plantas tuvieron rendimientos regulares, “secundarias” y 13 plantas pequeñas de bajos rendimientos “terciarias”. (Foto. 3)
- Las plantas primarias generalmente de alturas mayores a los 130 cm en promedio alcanzaron una altura de 146.6 cm con un rendimiento de 50.58 g.
- Las plantas secundarias con alturas entre 105 y 129 cm, tuvieron una altura y rendimiento promedio de 115.79 cm y 26.21 g respectivamente.
- Una planta terciaria tuvo una altura de 89 cm con un rendimiento de 11 g.
Fotografía 3.
Con los datos de rendimientos promedio de las tres categorías de plantas, el número de plantas por mata y la densidad de 10000 matas/ha, se calculo un rendimiento de 3285.9 kg/ha; sin embargo los factores adversos que intervinieron para la reducción de este rendimiento fueron:
- La presencia de piedras y desniveles en algunas franjas del terreno provocadas por el cauce natural de las precipitaciones. (Foto. 4)
- La incidencia y severidad del Mildiu (Peronospora farinosa) durante la época de lluvias. (Foto. 5)
- Las heladas durante la floración y grano lechoso. (Foto. 6)
- La presencia de plagas entre las que se destacan el ataque de los estadíos larvales de la “polilla de la quinua” (Eurysacca quinoae Povolny) (Foto. 7) y de los lepidópteros de la familia noctuidae pertenecientes al complejo Ticonas (Foto. 8)
Fotografía 4.
Fotografía 5.
Fotografía 6.
Fotografía 7.
Fotografía 8.
Estimando una reducción del 50% del rendimiento por dichos factores, el rendimiento se reduciría a 1642.9 kg/ha (35,7 qq) que con todos los inconvenientes mencionados representa 30% más de los 25 qq/ha que normalmente cosechan la mayoría de los productores en parcelas similares y que comparado con el promedio nacional de 570 Kg/ha del 2009 representa 2,9 veces más.
Estos resultados nos abren aun más interrogantes como ser:
Si el área por mata fuera de 0,9 o 0,8 m2 el desarrollo de las plantas sería el mismo o parecido y si fuera así el rendimiento lógicamente debería aumentar un 10 a 20%?
Qué porcentaje de pérdidas se estimaría si las heladas no se presentaran en las épocas críticas o si se utilizaran variedades más tolerantes.?
Qué porcentaje del rendimiento debiera ser atribuido a la fertilidad del suelo.?
QUE PASA CON LOS CULTIVOS EN LA PLANICIE?
Si bien en nuestro análisis solo se han tomado en cuenta los factores que afectaron negativamente al rendimiento en una parcela ubicada en la semiladera es necesario mencionar la incidencia de los vientos fuertes en algunas zonas de planicie, que en las últimas gestiones durante los meses de septiembre a noviembre llegaron a cubrir la totalidad de las parcelas sembradas, obligando a la resiembra total y cuando se presentaron con mediana intensidad cubrieron el 50% de las parcelas, reduciendo notablemente la densidad de matas/ha (Foto. 9), por lo que este factor debe ser estudiado con mayor énfasis en las zonas de planicie para determinar el porcentaje de su afectación al rendimiento.
Fotografía 9.
Ciertamente a mayor cantidad de estudios los niveles de veracidad de la determinación de los rendimientos serán mayores. En las últimas 4 campañas agrícolas 2008/2009, 2009/2010, 2010/2011 y 2011/2012 los rendimientos siempre superaron las expectativas de los productores y no hubo déficit de producción; por lo que las cifras del rendimiento en las estadísticas nacionales debería subir en los periodos 2010 a 2012, influenciados simplemente por el buen nivel de precipitaciones, que pese a ser tardías y provocar pérdidas en las primeras etapas fenológicas del cultivo; fueron muy convenientes para el buen desarrollo del cultivo desde el despunte de inflorescencia hasta la madurez fisiológica.
No hemos hablado sobre el sistema de siembra tradicional porque pese a ser el utilizado por excelencia en las zonas de ladera, sus extensiones lamentablemente son pocas en relación a las sembradas en semiladera y planicie; su evaluación sin lugar a dudas aumenta el rendimiento ya que estas parcelas son mejor cuidadas, tienen una mayor de densidad de matas/área y lo más importante la incidencia negativa de factores abiótico y bióticos es mínima en relación a lo que sucede en la planicie.
Finalmente esperemos que con las ilustraciones, el panorama sobre el rendimiento sea mucho más fácil de visualizar y así abrir un amplio abanico de posibilidades para analizar en los factores que afectan el rendimiento y de esta forma pensar en nuevas investigaciones e innovaciones que ayuden a hacer más eficaz y efectiva la producción de la Quinua en todo el Altiplano y sobretodo en el Altiplano sur, haciéndola más sustentable y sin la necesidad de ampliar la frontera agrícola que va en desmedro de las praderas nativas destinadas a la alimentación del ganado.
Agradecemos la colaboración de Darlin Ramos por la disponibilidad de sus datos y fotografías para explicar objetivamente el rendimiento de la variedad Real Blanca y a Thierry Winkel por su Publicación y sugerir una discusión que muchas veces posponemos pero que indudablemente es demasiado importante como para no tomar en cuenta, y más al contrario debiendo ser el análisis del rendimiento lo fundamental para planificar las futuras producciones de manera sustentable.
LA QUINUA ES UN GRANO ANDINO, ANTIGUAMENTE NUNCA NECESITO DE PESTICIDAS PARA OBTENER EXCELENTES RENDIMIENTOS DE GRANO, MUCHAS VECES LA NATURALEZA MISMA SE OCUPA DE CONTROLAR LAS PLAGAS; SIN EMBARGO ACTUALMENTE ES POSIBLE CONTRARESTAR EL AUMENTO DE PLAGAS CON LA APLICACIÓN DE BIOINSUMOS Y NUEVAS ESTRATEGÍAS ENMARCADAS EN EL CONTROL BIOLÓGICO INTEGRADOS DE PLAGAS.
ES CONVENIENTE ADAPTAR LAS LABORES CULTURALES DE ACUERDO AL CAMBIO CLIMÁTICO PARA OBTENER SIEMPRE BUENOS RENDIMIENTOS, PERO SOBRETODO SE DEBE TENER LA VOLUNTAD DE PRODUCIR QUINUA EN EQUILIBRIO CON EL ECOSITEMA PARA HACER SUSTENTABLE SU PRODUCCIÓN.
Rubén Miranda
Ruben, excelente articulo. Como agronomo aconsejo a no utilizar pesticidas quimicos. Busquen siempre la opcion con productos biologicos. Hay que aprovechar estos ambientes tal cual la naturaleza los da, no dejen que el ser humano modifique al ecosistema. En mi pais lamentablemente tenemos muchos desastres ambientales que ya no tienen vuelta atrás. SALUDOS DESDE ARGENTINA. SEBASTIAN HERMIDA
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