jueves, 20 de mayo de 2010

Suelos arenosos para los cultivos de quinua

PIEB




La dinámica de la fertilidad de los suelos de la zona intersalar, productora de quinua, fue estudiada por el grupo dirigido por Vladimir Orsag. En este caso se analizaron el tipo de arcillas y su mineralogía, la materia orgánica contenida (nitrógeno, fósforo y azufre) y la humedad de los suelos de parcelas ubicadas en las zonas de Quillacas, Pampa Aullagas y Salinas de Garci Mendoza.

El estudio se enmarca en la convocatoria “Formulación Propuestas para la Producción Sostenible de Quinua en los Departamentos de Oruro y Potosí”, que está organizada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) con apoyo de la Embajada de Dinamarca. Los grupos de esta convocatoria presentaron sus avances de investigación el 10 de mayo en un coloquio realizado en la ciudad de La Paz.

Aunque todavía están pendientes algunos resultados de laboratorio, el estudio pudo confirmar que se trata de suelos arenosos, con bajos contenidos de arcilla y materia orgánica, reducida capacidad de retención de agua, escasos niveles de fertilidad y muy susceptibles a la erosión eólica.

A esta caracterización se suman los problemas de expansión de la frontera agrícola, el monocultivo, el desequilibrio entre actividades ganaderas y agrícolas, y una evapotranspiración que deja déficit hídrico en los suelos.

El estudio se desarrolla con un apoyo en tres tesistas de la carrera de Agronomía de la UMSA, quienes han seleccionado parcelas en familias de agricultores (activas y de descanso) para desarrollar sus estudios.

Orsag comentó que los resultados, hasta ahora, muestran que el agua disponible en el suelo es escasa. Aún se esperan los resultados sobre la presencia nutrientes, pero se sabe que el fósforo no está en cantidades adecuadas y que el único nutriente en equilibrio negativo (déficit) es el nitrógeno.

Según informó el coordinador, se han hecho análisis convencionales del suelo y se tomaron muestras a diferentes profundidades cada 15 días.

Entre los resultados se pudo ver que los suelos en general son bastante arenosos, casi en un 80%, mientras que los contenidos de arcilla son muy bajos, de 7 a 9%. La interpretación de estos datos es que los suelos tienen una baja fertilidad desde el punto de vista de sus arcillas, y una baja capacidad de retención de nutrientes.

Los investigadores advierten que no es posible incorporar o aumentar arcillas en los suelos, pero sí materia orgánica. Lo que significa que el manejo de la materia orgánica tendría que estar en función del manejo del abono orgánico o estiércol.

Otro aspecto que preocupa a los investigadores tiene que ver con el proceso de producción empleado por los campesinos. Ellos consideran que el barbechado deja el suelo demasiado desprotegido durante meses, el uso de rastrojos protectores de suelo es mínimo, el manejo de estiércol es inadecuado y el monocultivo ha incidido en el deterioro marcado de los suelos.

En el coloquio los invitados preguntaron si se había tomado en cuenta la exposición de las capas arables a las radiaciones solares y la presencia de lameos de río cerca de las zonas productoras. Pero los miembros del equipo explicaron que no incorporaron esos aspectos en su trabajo.

Los asistentes calificaron al trabajo como interesante porque profundiza en temas agrícolas y abre la discusión sobre la posibilidad de utilizar técnicas como la de labranza mínima para el caso de la quinua. Sin embargo, otro miembro del grupo Félix Mamani comentó que todavía debe estudiarse este proceso de labranza mínima debido a que podría derivar en un menor rendimiento en granos.

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Quinua el Grano de Oro

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