lunes, 25 de mayo de 2009

RESISTENCIA DE LA QUINUA AL FRIO

La quinua también es un cultivo que resiste fuertemente a los efectos del frío y heladas, puesto que en la zonas de mayor producción está constantemente afectada por los descensos bruscos de temperatura y en algunos casos presencia de heladas de considerable intensidad. Existen muchas zonas sobre todo en las cercanías a la cordillera donde la presencia de heladas es constante, para ello el campesino dispone de material genético adecuado y ampliamente variable; así como de tecnologías de defensa mediante modificaciones al medio ambiente.


Las canchas son construcciones efectuadas a manera de cercos construida de piedras, las que durante el día se calientan y en la noche irradian calor, hacia el cultivo instalado en su interior, disminuyendo el efecto del frío (Foto. 3). Asimismo estas construcciones sirven de muralla corta vientos que impide la entrada de aíre frío y daño por corrientes frías sobre el cultivo. Los andenes se usan para la siembra en laderas donde se evita el daño de heladas aprovechando que el aire frío es más pesado y desciende fácilmente hacia las partes mas bajas. Las ccochas son depresiones de forma circular, llenas de agua, que alrededor y en sus paredes laterales se instala el cultivo para aprovechar el efecto termoregulador del agua y la humedad que sube por capilaridad hasta las plantas sembradas en las paredes de la depresión. Los waru warus fluviales son camellones que se usan en zonas planas y altas, para atemperar los efectos nocivos del frío y el exceso de agua en las partes inundables (Foto. 4).

Foto. 3. Canchas, Puno (S.-E. Jacobsen)



La producción de grano es fuertemente afectada por las bajas térmicas de -5 y -3 ºC, alrededor de los 120 días de edad de las plantas de quinua, habiendo identificado a la variedad Kcancolla como tolerante al frío (Ramos, 1977). Heladas de –3 ºC permitió encontrar variación en quinua, desde muy resistentes a muy susceptibles, siendo la fase de panojamiento y floración la más crítica a las heladas, identificando a la variedad Cheweca como la más promisoria para siembra en planicies (Canahua & Rea, 1979).


Se han seleccionado en INIA-Perú quinuas resistentes al frío que soportan hasta -16 ºC en las primeras fases de crecimiento, siendo las más promisorias: 03-21-906 (mixtura), I-106 (witulla), LP-2P (púrpura), I-113 (ccoyto), LP-4B (blanco), LP-13K (ccoyto), 03-21-263 (blanco), LP-3B (blanco), 03-21-051 (mixtura) (Catacora & Canahua, 1991).


Se ha observado que existe variación de tolerancia a heladas entre los diferentes genotipos de quinua, encontrando: quinuas tolerantes, medianamente tolerantes y susceptibles. La intensidad de las heladas varió desde -0.5 hasta -6.5 ºC, durante el período vegetativo de la quinua, habiendo determinado que las fases fenológicas entre seis hojas verdaderas hasta inicio de panojamiento, se muestran tolerantes, incluso se recuperan con facilidad después de las heladas, sin embargo a partir del panojamiento son más sensibles, siendo las fases fenológicas de floración y grano lechoso las mas susceptibles al frío (Foto. 5).


Los cultivares I-122, I-103, 03-07-607, LP-13K y 03-21-49 son los más tolerantes al frío, dando producciones de 1073 a 524 kg ha-1, teniendo un daño de helada del orden del 33, 15, 38, 31 y 52%, respectivamente (Limachi, 1992).

Al estudiar la respuesta de la quinua a bajas temperaturas en diferentes fases fenológicas, se ha encontrado que el nivel de daño por heladas depende de la intensidad, duración de las bajas temperaturas, humedad relativa, fase fenológica en la que ocurre, y constitución genética de los genotipos. Heladas de - 4 ºC y 60% de humedad relativa causó daño del 56% de plantas muertas, mientras que a –4 ºC y 90% de humedad relativa solo causó 25% de plantas muertas. A esta misma temperatura en la fase fenológica de dos hojas verdaderas, no causó daño alguno, mientras que en la fase de ramificación y floración el daño fue de 50 y 65%, respectivamente. La quinua de valle tolera temperaturas de –8 ºC en la fase de dos hojas verdaderas durante dos horas con daños del 12.5%, mientras los cultivares del altiplano a la misma temperatura, pero con el doble de tiempo, tuvo daños también del 12.5% (Monteros & Jacobsen, 1999; Jacobsen et al., 2000).


En la fase fenológica de dos hojas verdaderas, sometidas a temperaturas de -2 y –4 ºC, con dos, cuatro y seis horas de duración no hubo plantas muertas, mientras que a temperaturas de –8 ºC había 5, 11 y 21% de plantas muertas, con dos, cuatro y seis horas de duración, respectivamente. Esto nos indica que cuanto más intensa y duradera es la helada mayor es la posibilidad de muerte del tejido celular en la quinua. Las heladas de -4 ºC disminuyó en 56% el rendimiento de grano del genotipo susceptible (Quillahuaman-INIA) mientras que al resistente (Witulla) solo le afecto el 26% de su producción (Jacobsen et al., 2000).


La tolerancia a las heladas en la quinua se debe a la capacidad de acumular azúcares solubles, prolina, y proteínas, y disponer de menor contenido relativo de agua en las hojas, para defenderse de las bajas temperaturas. También la tolerancia depende al tiempo de aclimatación al frío, como a la capacidad de formar hielo extracelular y por ende tolerar la deshidratación de los tejidos sin sufrir daño irreversible. La capacidad de sobreenfriar es un mecanismo inicial para evitar el daño inmediato producido por las bajas temperaturas. Se encontró que el cultivar resistente (Witulla) acumuló 11% más de azucares solubles que el genotipo susceptible (Quillahuaman), lo que indicaría que estos azucares solubles actuarían como osmoreguladores, evitando la salida de agua del interior de la célula, cuando se congela el líquido apoplástico. Había 40% más de prolina y 7% más de proteínas cuando estuvieron sometidas a bajas temperaturas de –4 ºC que a 19 ºC (Monteros, 2000).


La temperatura letal media (TL50) para el cultivar susceptible fue de -3.9 ºC, y para el resistente de -5.1 ºC. La temperatura de nucleación fue de -8.1 y -7.5 ºC para Witulla y Quillahuaman, respectivamente, mientras que las de congelación fueron de -3.1 y -2.5 ºC, respectivamente. Esto nos indica que la quinua tiene la capacidad de sobreenfriar (Monteros, 2000).

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